Sin duda es la pregunta que más se repite en las primeras visitas de los pacientes que necesitan implantes dentales: doctor, ¿me va a doler?
La colocación de implantes consiste en un doble procedimiento:
- Extracción del diente o dientes en situación irrecuperable
- Colocación del implante o de los implantes.
La implantología inmediata permite hacer estas dos fases en una sola intervención, acortando de esta forma los tiempos de tratamiento respecto a la técnica convencional de implantes.
La anestesia que se utiliza hace que el tratamiento sea completamente indoloro.
En primer lugar, puede que el especialista aplique una anestesia tópica en gel o spray sobre la zona en la que se tiene que realizar el tratamiento. A partir de aquí se utiliza una anestesia infiltrativa o local. La cantidad de anestesia variará en función de:
- Número de dientes que se tienen que extraer.
- Número de implantes que se tienen que colocar.
- Particularidades de las terminaciones nerviosas en cuestión.
Se trata de una anestesia de efecto inmediato, por lo que el tratamiento puede comenzar a penas un par de minutos después de aplicarla. Sus efectos duran alrededor de tres horas. Este es un tiempo suficiente para colocar los implantes.
Una vez acabada la intervención, y antes de que desaparezcan los efectos de la anestesia, se proporciona al paciente un analgésico. Esto se realiza por si en las horas sucesivas a la intervención apareciera alguna ligera molestia.
Para pacientes con elevada ansiedad existe la opción como complemento a la anestesia local de la sedación consciente. Esto permite que el paciente esté totalmente relajado mientras se le colocan los implantes. Es imprescindible en estos casos contar con el trabajo de un anestesista que supervisará constantemente al paciente.
En definitiva, con los protocolos correctos, la implantología dental resulta indolora. Sin duda, es la solución más confortable para un paciente que ha perdido, una, varias o todas las piezas dentales.