La máxima preocupación del paciente es volver a poder comer con normalidad, como lo hacía con sus dientes naturales. Pero en segundo lugar también preocupa la estética.
El paciente quiere unos dientes que pasen desapercibidos, por lo que requiere que, por tamaño, forma, color y transparencia, queden totalmente naturales. Esto se consigue a través de las diversas pruebas que se realizan en clínica.
Estos son los principales parámetros que los técnicos de laboratorio con los que formamos equipo tienen en cuenta a la hora de confeccionar las prótesis fijas.
Proporción y forma del diente
Se analizan los rasgos faciales y el paladar del paciente en caso de que no se tenga la referencia de los dientes naturales.
Color
Apartir de la color de la piel se determina el color del diente, en caso de que no se disponga de dientes naturales para comparar. Contra lo que muchos pacientes piensan, un diente más blanco no es más natural. Para que el aspecto de los nuevos dientes sea lo más real posible, el técnico de laboratorio realiza una gradación de color.
De forma que el diente tendrá matices de color en el cuello y quedará más uniforme en el borde incisal.
También quedará caracterizado en la zona del núcleo en mayor medida que en la zona exterior, para favorecer la naturalidad del diente durante el proceso de incidencia y reflexión de la luz, clave en la estética dental.
Transparencia
También aquí se produce una variación. El diente es más transparente en el borde incisal que en el cuello, y más transparente en las capas exteriores que en el núcleo. Para conseguir unos dientes naturales es imprescindible el trabajo en equipo. La comunicación entre implantólogo y el técnico de laboratorio es lo que va a asegurar una gran sonrisa de satisfacción en el paciente.