A lo largo de nuestra vida la naturaleza nos proporciona dos denticiones. La primera dentición es la de leche y la segunda, la definitiva. Pero lo cierto es que con toda probabilidad estos dientes no nos acompañarán toda la vida. Muy pocas personas consiguen llegar a una edad avanzada conservando todas sus piezas dentales.
A partir de ahí surgen las dudas: qué hacer cuando hemos perdido una o más piezas dentales. La falta de piezas dentales nos origina una serie problemas que aparecen en diversos planos:
- A nivel estético
- A nivel funcional
- A nivel psicosocial
Cuando faltan varias piezas dentales es común ver cómo las personas sienten vergüenza o complejo. Les incomoda reír abiertamente o lo hacen tapándose la boca. Incluso en algunas ocasiones aprenden a hablar disminuyendo la vocalización para que la falta de piezas dentales sea menos visible. Al final lo que experimentamos es que la falta de dientes limita nuestras ganas de reír y de sonreír, por tanto de ser feliz.
También aparecen problemas funcionales. Si faltan dientes no se puede comer en condiciones. Esto provoca que el paciente tenga que sufrir para comer determinados alimentos o que directamente renuncie a ellos. Además, la mala masticación suele comportar problemas digestivos, ya que el proceso de la digestión empieza en el propio acto de la masticación.
Y si combinamos los problemas estéticos con los funcionales, tenemos los problemas psicosociales. No podemos reír abiertamente, no podemos comer todo lo que nos apetece, tenemos que estar pendientes de lo que se pide cuando cuando salimos a comer fuera de casa…
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La solución tradicional ante la falta de piezas dentales ha sido la de la prótesis removible. Pero algunos pacientes aseguran no llegar jamás a acostumbrarse a ellas. Entre los problemas que señalan los portadores de prótesis de quita y pon, está la fijación deficiente, lo que hace que no dispongan de seguridad a la hora de comer y hablar delante de otras personas. También es frecuente la aparición de heridas en la encía lo que incrementa la incomodidad. Estos problemas pueden ir agravándose a medida que pasa el tiempo si no se toma una solución que ponga fin a esa pérdida de la calidad de vida.
En odontología hay una consenso generalizado que permite afirmar que los implantes dentales son el tratamiento con el que se recupera mejor la calidad de vida. Ofrece unos resultados en cuanto a estética, funcionalidad y confort para el paciente muy superiores a otras opciones.
¿Sabes por qué? Porque la implantología dental es el tratamiento que mejor imita a la naturaleza y, por tanto, mejor sustituye a los dientes naturales. Pero si además estamos hablando de implantes inmediatos, el cambio todavía es más radical porque el paciente comprueba en tan solo unas horas cómo ha cambiado su estética facial al poder poner implantes y dientes fijos en el mismo día. Incluso si se requiere realizar la extracción de dientes remanentes que no se pueden recuperar.
Eso permite que el paciente retome su actividad diaria con normalidad: puede ir a trabajar, salir con los amigos, en definitiva, recuperar su vida profesional, familiar y social. Además, el tratamiento de implantología inmediata está avalado por la literatura científica y ofrece unos resultados excelentes, pero requiere que el cirujano oral domine esta técnica para garantizar el éxito del tratamiento.
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